martes, 30 de diciembre de 2008

Sobre el fin de la modernidad de Vattimo.



Gianni Vattimo en su obra “El fin de la modernidad” (Nihilismo y hermenéutica en la cultura posmoderna), titulado: “El nihilismo y lo posmoderno en filosofía”, propone tres características, a manera provisional, del pensamiento de la posmodernidad filosófica:

- Un pensamiento de la fruición (de rememoración),
- un pensamiento de la contaminación
- y un pensamiento de la Ge-Stell o pensamiento del mundo de la técnica.

A partir de considerar la reflexión de Nietzche como el fin de la modernidad en filosofía, Vattimo utiliza conceptos de Heidegger, entendido en continuidad de pensamiento con el primero, para analizar las características del pensamiento posmoderno. Estableciendo que las consecuencias de las afirmaciones nietzscheanas, para la filosofía, no hemos acabado de considerarlas y extraer sus consecuencias.

Sin pretender entrar en la profundidad del debate filosófico, este artículo busca analizar el capítulo de la obra de Vattimo y relacionar las tres características del pensamiento posmoderno, planteadas por él, en una visión critica, respecto al problema del hombre y el desarrollo de la tecnología, en especial en el campo de las comunicaciones.

La obra de Vattimo compleja por su lenguaje técnico y porque busca un tratamiento especializado del debate filosófico, acerca del fin de la modernidad, se complica aún mas cuando se aproxima a Heidegger, no solo por efecto de la traducción sino que también, por el exceso de “neologismos” o resignificaciones, sin embargo nace en la reflexión nietzcheana que aparece más asequible.

Vattimo ofrece a partir de estos dos autores un esfuerzo de caracterización del pensamiento posmoderno en filosofía que entrega sugerentes elementos para analizar el pensamiento en el mundo de hoy, no solo en el plano de la filosofía, “mas técnica”.

Este ensayo se propone seguir la reflexión que Vattimo hace sobre el itinerario de Nietzche y Heidegger, para luego interrogar a las tres características ofrecidas por Vattimo desde una perspectiva humanista. La reflexión de este ensayo hace referencia directa a este capítulo y no pretende tratar en extenso la obra de Vattimo, y menos aún la de los otros dos autores.

El artículo en cuestión corresponde a la línea de reflexión de aquellos filósofos que creen en la posmodernidad y que por tanto consideran la existencia de un quiebre en el pensamiento actual que lo diferencia del pasado. Habríamos “superado” un periodo denominado modernidad.

El postmodernismo es una corriente de pensamiento que toma distancia de los conceptos que fundaron la modernidad, tales como desarrollo, progreso, novum.



La muerte de dios y el fin de la modernidad.


La afirmación de Nietzche de la muerte de Dios marcaría el fin de la modernidad, según Vattimo.

Nietzche al acercarse el cambio de siglo considera que al hombre del siglo XIX lo aprisiona el epigonísmo, o exceso de conciencia histórica. Este exceso le impediría producir verdadera novedad histórica. El pasado sería una conjunto de trajes teatrales que el hombre de su época utiliza, pues es incapaz de tener un estilo, en las artes, la arquitectura, etc.

La critica de Nietzche es a la impotencia de la superación de su época que los ideales de la modernidad buscaban en la creación de lo nuevo. Para Nietzche es una critica a la modernidad entendida como decadencia, incapaz de crear lo nuevo, remitiéndose a imitar o disfrazando la realidad en nociones recogidas de la historia.

Para Nietzche, la modernidad definida como una época de superación por la vía de la búsqueda de lo nuevo, es imposible. Esta búsqueda incesante de lo nuevo mata la creatividad y a la vez la exige y la impone. Esto, pues lo nuevo se hace viejo y es superado por lo nuevo, en un devenir estéril. Por lo cual no se sale de ella pensando en superarla.



Nietzche y la verwindug de la modernidad


Verwindug es un término, de Heidegger, que Vattimo recoge para analizar el concepto de superación. Este sería un termino análogo a Uberwindung, que significa superación o rebasamiento. Pero lo distingue de los matices de superación dialéctica expresados por el termino Aufhebung. Es decir, no constituye la superación de contrarios en nueva síntesis, ni tiene relación con rebasar y dejar atrás, con respecto a un pasado. La Verwindug y su diferencia con los rebasamientos, referidos a un pasado, es la categoría que Vattimo recoge, de Heidegger, para analizar las formas de superación de la modernidad propuestas por Nietzche. Y por lo tanto para el definir el Post de lo posmoderno en filosofía.

Vattimo distingue dos propuestas en el pensamiento, de períodos distintos, de Nietzche, para salir de la decadencia o enfermedad histórica:

- recurriendo a las fuerzas suprahistóricas o eternizantes de la religión y del arte y en particular de la música Wagneriana.
- radicalizando las mismas tendencias que constituyen la propia modernidad y que finalmente la cuestionarían, a sí misma.

Equivale este proceso al Zaratustra que pasa de hablar del superhombre a exponer con enojo al último hombre. Según Vattimo, Nietzche, desechará la superación critica como camino de superación de la modernidad, en oposición a la metafísica de Hegel que concibe el proceso histórico como un proceso de “Aufklarung” o progresiva iluminación de la conciencia y de absolutización del espíritu.

En este punto es valido preguntarse si ambas propuestas ¿No constituirán dos formas iguales Aufklarung o de expansión progresiva de una iluminación los dos caminos propuestos por Nietzche? Por un lado el desenvolvimiento de las propias fuerzas de la modernidad y por el otro la expansión de la fuerza suprahistórica de la religión. Parece que el desenvolvimiento de la racionalidad en un progreso continuo, ha sido capaz de cuestionar los valores de la modernidad y por tanto a si misma, constituyendo una paradoja presente en la actualidad. Y por el otro lado ¿la superación de la modernidad por la participación o la recurrencia a la religión es la expresión del espíritu absoluto?. ¿Se puede decir que Nietzche huía de Hegel?




El análisis “químico” de los valores.


Según Vattimo, finalmente solo le quedará la radicalización de las mismas tendencias de la modernidad, que en su máximo despliegue lograrían superarse a sí mismas. Así, Nietzche acometerá el proceso de realizar una reducción “química” de los valores que componen la modernidad separándolos de toda la sublimación que las encubre.

Este programa de análisis “químico” descubrirá que la búsqueda de la verdad, en que la propia búsqueda en que se legitimimaba, se diluye. El valor de la verdad sobre la no-verdad o sobre el error es solo una creencia producto de las situaciones vitales determinadas. El análisis químico que hace Nietzche de estos valores fundantes de su época los desnuda como simples productos de la sublimación y, por lo tanto, de las exigencias vitales de determinados momentos.

El conocer mismo se revela imposible. El propio análisis “químico” revela que: “el conocimiento no es otra cosa que una metáfora que va de la cosa a la imagen mental, de la imagen que expresa el estado del individuo de esta palabra a la palabra impuesta como palabra “justa” por las convenciones sociales, y luego de nuevo, de esta palabra canonizada a la cosa de la cual percibimos solo los rasgos más susceptibles de expresarse en metáforas en el vocabulario que hemos heredado.”

La noción de verdad disuelta, o la muerte de dios, es por tanto un resultado de la misma voluntad de verdad, es decir de la propia religiosidad. Dios es un error del que se puede prescindir.
Es mas se debe hacer para acometer la tarea del superhombre capaz de vivir sin el error de dios.

En la muerte de dios o el fin de los fundamentos estaría la salida de la modernidad, liberada por esta conclusión nihilista.

Vale la pena preguntar aquí, inicialmente, por el hombre. El análisis “químico” de Nietzche, según Vattimo, se desplaza desde un Kant positivizado, ya en un nivel antropológico filogenético.

Las premisas antropológicas de este análisis “químico” han sido cuestionadas, como lo plantea Martín Buber en ¿Qué es el Hombre?. Por ejemplo, acerca de la importancia de la norma en los pueblos llamados primitivos, desconocida por Nietzche, mas cerca del mito que de la información de la antropología científica. Los cuestionamientos a “la filosofía del martillo” también se resumen no en su preocupación por el hombre, sin duda un cierto tipo de humanismo, sino que en su conclusión que le otorga trascendencia al hombre, pues dios ha muerto y se abre el camino al superhombre basado en la voluntad de poder.

Si seguimos con la conclusión nietzcheana de la muerte de dios, asumiremos también la idea de eterno retorno que significa el fin de la época de superación, esto es de la modernidad entendida como la época de la reducción del ser a lo nuevo.

Vattimo evoca diversos movimientos intelectuales y tendencias estéticas, de comienzos de siglo, que formaban parte de esta reducción. Pero pone el acento, en el terreno de la ética, donde el valor mas aceptado, incluso hoy, lo constituye el concepto de desarrollo: “el bien es mas o menos explícitamente aquello que abre la posibilidad de un ulterior desarrollo de la personalidad, de la vida, etc.” Y reconoce que si bien es fácil, con Nietzche y Heidegger, pensar que la ética no pude fundarse en dicho valor, no es fácil sustituirlo. Detengámonos aquí, para preguntarnos por este comentario de Vattimo, que al parecer se detiene violentamente en su seguimiento de Nietzche.

Nietzche se impone como tarea dar vuelta los valores de su época y funda su concepto de superhombre, el que predica Zaratustra, que funda su visión en la voluntad de poder, liberado del error de dios. Sin embargo, Vattimo no sigue con esta línea de pensamiento. Vattimo en cambio, concluye que “la posmodernidad solo ha comenzado la identificación del ser con lo nuevo” y reconoce que Heidegger la ve expresada, de manera característica, en la idea de voluntad de poderío de Nietzche.

La destrucción de la idea de verdad y de fundamento implica que la función del pensamiento deja de ser el volver al fundamento para refundar, y por lo tanto encontrarse con el camino de lo nuevo, que en su continuo desenvolvimiento le confiere sentido a la historia. El desplegarse de las fuerzas del fundamento de la historia o Aufklarung ya no tiene sentido y por lo mismo la búsqueda de un renacimiento, en el arte y en la cultura ya no es posible, volviendo al origen o buscando en un paradigma como el desarrollo o la expansión de la racionalidad. La vuelta depurada o nueva de lo clásico ya no es mas un camino posible.



La filosofía de la mañana.


La idea de Grund, o fundamento diluida permite distinguir la insignificancia del origen y aumenta por consiguiente la importancia de lo que nos es próximo, la realidad más cercana, lo que esta alrededor de nosotros. Esta idea de un origen insignificante y una realidad cercana llena de colores, es lo que constituye, en Nietzche, la idea de un pensamiento, menos preocupado de fundamentos, que él denomina “la filosofía de la mañana”.

Este pensamiento de lo próximo se constituiría sobre el estudio de las construcciones falsas de la metafísica, de la moral, de la religión, del arte. Seria un pensar del error o, mejor del continuo devenir, de los vagabundeos del pensamiento sobre la realidad.

Al no existir un Grund o fundamento valido que lo pueda desmentir, seria el mirar incierto del ser de la realidad. “El mundo verdadero se ha convertido en fábula y con el se diluyó también el mundo aparente, todos estos errores son mas bien errares o vagabundeos inciertos”.

Con este pensamiento Nietzche descarta el análisis critico, pues no esta desenmascarando o corrigiendo errores. El error mismo constituye y le da interés le da color, ser al mundo.

El hombre capaz de la filosofía de la mañana ya no busca la critica, ni los errores para contrastarlos con un fundamento y enjuiciarlos de manera gruñona. Si no que asume una actitud de buen temperamento, es la actitud la que cambia en este esfuerzo de superación de la metafísica, que la convierte en un vagabundeo incierto en ella y sus errores.



Verwindung de Heidegger.


Vattimo encuentra en la noción de filosofía de la mañana de Nietzche la base para traducir el concepto de Verwindug de Heidegger. Esta consistiría en el rebasamiento que, como decíamos anteriormente, nada tiene que ver con la referencia la pasado ni con la superación dialéctica, sino mas bien esta marcada por la actitud de la filosofía de la mañana. Es decir, tiene los rasgos de la aceptación y de la profundización, Vattimo también recoge las otras dos acepciones del vocablo, en alemán que son convalecencia de la enfermedad y distorsión, alteración o desvío.

Así ni la metafísica ni el mundo de la técnica o Ge-Stell de Heidegger nos permiten liberarnos fácilmente, mas bien se padecen, como una enfermedad, y se procesan como una distorsión o desvío. Nos recobramos en una actitud (Verwindung) en el que la metafísica y el mundo de la técnica representan una chance u oportunidad de cambio en una dirección que no esta prevista por una esencia o un fundamento propio.

Para Heidegger asistimos al fin de la filosofía en su forma de metafísica y este asistir esta marcado por estas acepciones de la Verwindung-distorsión de la filosofía de la mañana, de Nietzche. El pensamiento rememora en una actitud que no busca la superación critica, es de buen temperamento, ni acepta para repetir o proseguir lo repetido.

Andenken para Heidegger constituye la rememoración, es decir volver a considerar y pensar el pasado en un sentido de desconstrucción.

El cambio del pensamiento de Heidegger, es el salto de un plano en que esta solo el hombre, a un plano en que principalmente esta el ser. En esto se diferencia del existencialismo humanista de Sartre.

Así el problema fundamental del estudio del Ser de Heidegger, que es el olvido del ser cometido por la filosofía, y que obliga a replantear la pregunta por el sentido del ser, no se asume como un error, del que se puede liberar mediante una corrección o acto de voluntad. Este olvido del ser, es constituyente de la metafísica, en un sentido en que nos pertenece, nos constituye, esta inscrito en el ser mismo. Este olvido ni siquiera depende de nosotros. “El ser nunca se puede dar todo en presencia”. Este olvido solo puede ser vewindet, declinación verbal de Verwindung.

Vattimo hace un paralelo entre las etapas del itinerario del pensamiento de Nietzche con el de Heidegger, en la idea nihilistas de autodisolución del concepto de verdad, en Nietzche con la idea de “hacer época" del ser, en Heidegger. El ser ya no puede operar como Grund o fundamento para Heidegger, ni para las cosas ni para el ser.

En esta actitud que asume un errar incierto en la metafísica y que asume la distorsión de esta. Heidegger ve un efecto emancipador. No hay ningún Grund o verdad última, solo hay aperturas históricas.

Vattimo sostiene que los conceptos de Verwindung y de Andenken de Heidegger nos permite remitirnos a su pensamiento como una hermenéutica.

Hermenéutica no entendida como una teoría técnica de la interpretación, ni como una filosofía que le da relevancia a la interpretación en la descripción de la existencia, sino que, el ser es la transmisión de las aperturas históricas y de destino que constituyen a la humanidad en cada caso. La experiencia del ser de recepción y transmisión es siempre Andenken y Verwindung.

El recorrido de Vattimo en Nietzche y Heidegger busca determinar mas precisamente la posmodernidad en filosofía, y por lo tanto, a partir de los conceptos expuestos propone tres características del pensamiento posmoderno en filosofía, que fueron planteadas al principio de este análisis del documento.




Las propuestas de Vattimo.


El pensamiento de la fruición.


El pensamiento de la fruición corresponde a asumir una actitud de Verwindung y de filosofía de la mañana respecto de la metafísica dejando de lado una concepción funcionalista del pensamiento. Asumir que es posible captar ningún Grund y por lo mismo no puede servir para constituir una base para la transformación practica de la realidad. A pesar de esto Vattimo considera que la ontología hermenéutica de la posmodernidad implica una ética de los bienes en oposición a la ética de los imperativos.

El pensamiento de fruición tendría un efecto emancipador en si mismo y no constituyese la búsqueda o preparación de alguna otra cosa. Esta ética posmoderna podría constituir una alternativa a las alternativas aún metafísicas del “desarrollo”, del crecimiento, de lo nuevo como valor último.



El pensamiento de la contaminación.


Vattimo reconoce que su proposición es un distorsión de la relación de la filosofía de la mañana de Nietzche y el Andenken de Heidegger, hay una Verwindung de Vattimo sobre el propio Heidegger. Esta distorsión se centra en la relevancia que se le asigna al aspecto nihilista del pensamiento de Heidegger, a su dimensión hermenéutica.

Para Vattimo Heidegger no solo asume la actitud de vagabundeo, sino que su actitud parece buscar remontarse hacia alguna parte hacia algún objetivo mas allá de los vagabundeos. Existe pues una tensión entre un mas allá de la metafísica y un errar. Son dos los aspectos que de acentuarse conducen en diferentes direcciones. Si se acentúa la búsqueda de un mas allá nos conduce en una dirección mística. Si se enfatiza del errar de la metafísica nos conduce en la dirección de una filosofía de la mañana que subraya un tono nihilista.

Según Vattimo es la segunda dirección la que marcara el desarrollo de la hermenéutica después de Heidegger, especialmente en Gadamer.

Para Gadamer no se trata de un mirar mas allá de la metafísica.

Para Gadamer, sabiendo que el ser que puede comprenderse es lenguaje y nada mas que eso, el pensamiento buscara reconstruir siempre el objeto de la experiencia individual y colectiva. Especialmente, en nuestra sociedad que en que esta unidad de la experiencia no se ve amenazada tanto por la interrupción de la comunicación como por la separación de los lenguajes especializados, en particular la ciencia. Para Gadamer entonces la hermenéutica debe volverse no tanto al pasado sino que a las regiones donde los contenidos lingüísticos se nos presentan extraños, impenetrables, como culturas perdidas en el tiempo.

La orientación de la hermenéutica tendría por objeto los múltiples contenidos del saber contemporáneo que produce la ciencia, la técnica, las artes, los mass-media, para reconducirlos a una unidad. Este constituiría un saber residual, cercano a la divulgación, que colocaría a la filosofía no como fundamento de la ciencia sino que como conclusión. Este pensamiento de la contaminación sería el saber de una verdad de distinto nivel, sería una verdad débil.



El pensamiento del Ge-Stell


Vattimo sostiene que existe una conexión de analogía entre Nietzche y Heidegger respecto de la experiencia de la muerte de dios –es decir, del carácter superfluo de los fundamentos- y la nueva situación de relativa seguridad que había alcanzado la existencia individual y social en virtud de la organización social y del desarrollo técnico. En Heidegger el concepto de Ge-Stell, es el objeto principal de la Verwindung. Es en el mundo de la técnica donde la metafísica se despliega mas plenamente, en la organización total de la tierra por obra de la técnica. Esto significa que la Verwindung de la metafísica se realiza como Verwindung de la Ge-Stell. Aquí hay una indicación de Heidegger de orientación de la hermenéutica en dirección del mundo de la ciencia y de la tecnología.

Según Vattimo se intentará descubrir las chances ultra metafísicas o posmetafísicas de la tecnología mundial.

Como sabemos el problema del olvido del ser es el objeto de la reflexión de Heidegger y en la Ge-Stell o mundo de la técnica este ve un centelleo en que el hombre y su ser se reúnen recíprocamente en su esencia, en un modo oscilante, pues pierden las determinaciones que la metafísica les ha asignado.

Si se pierde la distinción de sujeto objeto que es constitutiva de la realidad el hombre y el ser entran en un ámbito oscilante, que Vattimo considera “realidad aligerada”.

La división entre lo verdadero y la ficción, información, la imagen se hace más tenue. El mundo de la mediatización total de nuestra experiencia, en la que ya nos encontramos actualmente.

En este punto la ontología es hermenéutica y los conceptos fundantes del mundo de la técnica se disuelven al desaparecer la distinción sujeto-objeto, realidad, verdad- fundamento. Vattimo comienza a hablar de una ontología débil como una posibilidad de salir de la metafísica en el camino de la aceptación –convalecencia-distorsión. Es decir un camino distinto de los caminos de la modernidad. Esta es una posible chance de un nuevo comienzo, el comienzo de una época distinta del pensamiento, el pensamiento posmoderno.






Una interrogación a las tres propuestas de Vattimo


Estas sugerentes características que nos ofrece Vattimo, para describir el pensamiento de la posmodernidad, a las que les confiere el carácter de provisorias, me propongo interrogarlas desde una perspectiva humanista que asuma la problemática del hombre de hoy. Cuando digo humanista tomo distancia del punto de partida que centra la reflexión en el ser, mas aún, del que la reduce exclusivamente a él. Tampoco me atemoriza, ni le doy el carácter de barrera o limite al pensamiento religioso.


Las tres características de Vattimo permiten dar cuenta de las actitudes que caracterizan una tendencia del pensamiento muy presente en la Europa de hoy. Y que están claramente ligadas a fenómenos nuevos y a corrientes estéticas de hoy.

El fin de los metarrelatos o al menos su crisis estan en el hecho histórico del fin de la guerra fría y la tesis del fin de las ideologías y tienen su base en el cuestionamiento de los fundamentos, también como en el escepticismo ante el fracaso de los voluntarismos, característico de nuestro tiempo. Pero también tiene un importante componente de discurso ideológico en este caso hegemónico que piensa asumiendo que no tiene oposición, es la ideología única.

El fenómeno de la posmodernidad como espejo trizado que fractura la percepción de la realidad del hombre posmoderno, como producto de la revolución mediática y agreguemos, hoy, al surgimiento del continente virtual, por cierto obliga a una ontología débil y a la búsqueda de la unidad de los lenguajes.

El arte en el collage de Wharhol nos muestra una grafica de esta “collagización” de la percepción, pero también la fractura de los roles del hombre moderno que es consumidor, elector, y un hombre que salta desde distintos roles y papeles de manera frenética en su propia vida cotidiana, percibiendo al mundo también como fracturado. Las características planteadas por Vattimo no solo son aplicables al debate filosófico técnico, sino que en un sentido de unidad del lenguaje también permiten aproximarse al hombre “concreto” de la posmodernidad.



Sobre nuestros tiempos, sobre nuestro mundo.

La preocupación de Nietzche por la decadencia de su tiempo no deja de ser actual pues parece no ser una característica exclusiva de fines del siglo XIX o de la modernidad tardía.

En la actualidad el hombre sigue recurriendo al pasado en busca de “vestimentas” y carece de “un estilo”, al parecer continua buscando en el pasado la solución de problemas nuevos y descubriendo la deuda permanente con los problemas que datan desde antes de la reflexión de Nietzche.

El hombre de hoy tiene problemas y “realidades” nuevas a las que hacer frente y un conjunto enorme de problemas pendientes que permanecen incólumes a través del tiempo.

El hombre de hoy enfrenta, no solo en el campo del debate especializado de los filósofos, fenómenos que cuestionan lo que ayer fue “certeza”.

La creación máxima de la racionalidad humana, la ciencia, se desnuda a si misma y se cuestiona en sus fundamentos, a medida que avanza se asume con mayor claridad que la ciencia no aporta verdad. En una revolución permanente desde el campo de la ciencia, la reflexión científica cambia paradigmas y elabora conceptos nuevos, transformando nuestras premisas de aproximación a la “realidad”. Paradójicamente ha sido capaz de entregar un poder al hombre sobre la naturaleza y sobre los demás hombres que en tiempos de Nietzche era ininmaginado.

El desarrollo de la tecnología, omnipresente en la vida “de hoy”, representa una revolución que cambia todos los días nuestra forma de relacionarnos con el medio y entre nosotros.

El mundo asume la expansión del pluralismo cultural como un cambio que al parecer llegó para quedarse y que no se limita al ámbito de la convivencia política, religiosa o racial sino que penetra el mundo de la ciencia y de la filosofía. Por lo cual hay quienes tienen diferentes aproximaciones al debate filosófico. Modernos, posmodernos e incluso medievales o escolásticos dependiendo quien los califique o como se les enmarque.

Vivimos en el tiempo de la explosión tecnológica más profunda y acelerada que ha vivido la humanidad, una revolución de las comunicaciones que plantea tantas interrogantes para las ciencias sociales como desafíos para el individuo común en su vida cotidiana, la mayor expansión del modo productivo capitalista, que es una realidad política, económica y social.

Todo apunta hacia la constitución de una civilización planetaria. Sin embargo resurgen las comunidades, los fundamentalismos, y se mantiene incólume y hegemónica una ideología del progreso y el desarrollo, de la modernización, cuestionada por intelectuales, pero vital y aplastante en la practica.

Desde la revolución industrial y la revolución francesa surgen tendencias, ideas y problemas que no están resueltos pues “la muerte de Dios” abrió perspectivas de reflexión pero no acabó con las interrogantes, incluso en el debate de hoy, cuando se plantea el problema del hombre y las interrogantes de hoy, Dios y la metafísica de origen religioso están presentes en el debate, aún después de Nietzche. Y muchas veces han sido el verdadero camino para defender al hombre frente a la muerte de dios. El problema de hoy, mas que la Inquisición o superposición de dios por sobre el hombre esta ligado a la falta de sentido que ha liberado fuerzas que aplastan al hombre y a la naturaleza. El hombre sometido a nuevos “fundamentos”, tanto fundamentalismos religiosos, pero principalmente materialistas, como el economicismo que convierte al mercado en lo más cercano a un Leviatán contemporáneo que es ciego a la agonía de las grandes mayorías y al visible holocausto de la biosfera.

A partir de esta “realidad” de la vida actual la crisis del humanismo o el problema del hombre es un cuestionamiento valido que permite opinión diversa.

Me atrevo a postular como los tres problemas mas graves de la humanidad en la hora actual: la destrucción de la biosfera (y de lo que sostiene, la bio), la dominación del hombre por el hombre, la crisis de los recursos naturales actual y su agravamiento futuro. Para estos problemas, parece que nuestra civilización no tiene respuesta, al menos en los valores hegemónicos.

Nuestro tiempo es distinto del tiempo de Nietzche, no por su reflexión, sino por los problemas y realidades nuevas que han surgido en el devenir y que, desde mi punto de vista nada tienen que ver con una visión cíclica de la historia. Las nuevas realidades nos imponen desde fuera, aunque como producto de nuestra acción o de nuestro conocimiento la necesidad de un pensamiento que responda a estos problemas.

Nuestro cuestionamientos a la racionalidad y los valores, a la producción de pensamiento, construido a partir de los ideales de la modernidad de superación, desarrollo y vanguardia es un cuestionamiento impuesto por la praxis y por los propios hallazgos de estas fuerzas intelectuales.

Me parece comprender a la generación europea que vivió el shock de ser criados y educados estudiando a los clásicos griegos en los subterráneos europeos, en ciudades bombardeadas por una maquinaria militar fanática, que afuera implementaba con brutal racionalidad eficiente el horror de Auschwitz, y la develaran una tensión insoportable con los conceptos racionalistas de la modernidad. Por cierto para ellos la racionalidad moderna colapsa ante la realidad. Idéntica situación a los voluntarismos que colapsan en los Gulag de Siberia o en la primavera de Praga para desplomarse en Berlín en 1989.

La toma de distancia con las ideas de la modernidad es valida, pero se hace cada vez mas legitimo preguntar por el sentido del hombre, ya no ante la simple incertidumbre, sino que a la certeza de su posible fin.

La toma de distancia de los posmodernos, que en el caso de Vattimo se postulan desde la hermenéutica, el pragmatismo y el nihilismo desde Nietzche y Heidegger están acompañados por reflexiones que vienen desde diversas tradiciones de pensamiento y que enfrentan esta toma de distancia desde sus propias perspectivas. En otras palabras, los problemas son los mismos pero hay nuevos, la actitud de toma de distancia es la misma. Pero hay perspectivas diferentes que asumiendo la crisis de la época de la razón encuentran sentido en el “irracionalismo” religioso que le puede dar sustento ha una reflexión sobre el hombre en el mundo, a un hombre junto a otros hombres en este mundo en particular.

Otro ejemplo posible de este fenómeno lo constituye el fenómeno de la secularización considerado característico de la modernidad e inscrito en infinidad de autores como un rasgo distintivo del “progreso”. El problema era común, fue asumido incluso por las iglesias (que se secularizaron o fundamentalizaron), pero el cómo se asumían la secularización era diferente.



El problema del hombre.


Desde siempre se le ha dado a la pregunta por hombre una gran importancia en filosofía llegando a considerarla la que resumía todas las demás. Este debate estuvo vivo durante la modernidad, aunque abundo en el cuestionamiento de las posiciones que tomaban un ángulo religioso. Sigue estando, vigente el debate, pero que se ha llegado finalmente a un momento en que la muerte de dios deja de tener el impacto que tuvo, por dos razones:

- Porque esta claro que la muestre de dios y por lo mismo de los fundamentos de Nietzche fue un camino necesario para aquellos que no creyentes para buscar la construcción de una ética y de un pensar en medio de la crisis de la racionalidad o pro su endiosamiento.
- Porque cualquier perspectiva teológica construye a partir de asumir que el conocimiento y la fe no estan en el mismo plano y no son contrapuestas. Ni ciencia, ni fe, ni razón y fe son oposiciones validad para la teología cristiana, por ejemplo.

Partir del hombre para el pensamiento del nuevo tiempo se me aparece como imperativo. Es quizás, algo mas que un simple problema pendiente. El enfoque de Vattimo pone el énfasis, siguiendo a Heidegger mas que a Nietzche, enfatizando que el problema ya no es el hombre sino que mas bien el ser. La originalidad de la tradición que se inaugura con Heidegger nos habla mas que de un estilo, de una “forma de estar en el mundo”.


Para mí el problema de la filosofía de los nuevos tiempos es la tragedia del humanismo.

Desde la Modernidad la ciencia y la reflexión entregaron en sus propios hallazgos y producto del “deambular” un conjunto de investigaciones que transforman la imagen del hombre. Desde Darwin, Freud, Nietzche, Marx pasando al desarrollo de las distintas ciencias han generado una imagen del hombre buscando prescindir de Dios. Los esfuerzos han estado orientados a buscar los fundamentos de la metafísica y por tanto de la ética, sin Dios. Esta fue una tendencia que podríamos considerar se desarrolló de manera saludable en el clima intelectual de la modernidad. Por cierto, la suplantación de dios por la diosa razón sentó las bases de esta aproximación o “estar en el mundo”.

En el mundo de hoy el problema del hombre, con o sin “olvido del ser”, continua siendo una pregunta que no se puede obviar fácilmente.

Esta pregunta no puede ser obviada “cediéndosele” a la ciencia. Pues evadir el vacío que deja en la filosofía me parece imposible. Y peor aun, frente los problemas actuales, al problema de estar en “este” mundo nos obliga a replantear la pregunta por el hombre.
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¿No son los problemas del mundo actual creados por la propia acción del hombre?, ¿Cómo asumimos el hecho de que hemos desarrollado sociedades que como nunca antes en la historia de la humanidad tienen un poder de transformarse a si mismas, de manera permanente y que este cambio permanente escapa al control de los individuos?, ¿Cómo asumimos el hecho de que esta construcción de mundo es producto de una practica que ha buscado de manera hegemónica alejarse de una visión espiritual y trascendente del hombre y de la naturaleza?.

Al punto que la noción que plantea Vattimo como presente en Nietzche y Heidegger sobre la tecnología se cae completamente en la realidad actual.

Por cierto, Vattimo plantea una analogía entre la noción de Nietzche de: “...la experiencia de la muerte de dios, es decir, del carácter explícitamente superfluo de todo fundamento, con la nueva situación de relativa seguridad que habia alcanzado la existencia individual y social en virtud del desarrollo técnico” y el concepto de Ge-Stell y su ambigüedad en Heidegger, mundo de la técnica donde el hombre y el ser se reunirían de la manera plena.

Esta línea de pensamiento se opone a la absoluta inseguridad que nos plantea el mundo de la ciencia y de la tecnología en nuestra propia vida cotidiana. No sabemos determinar que es y que no es vida, pende sobre nosotros la amenaza de la autodestrucción del medio ecológico, la crisis económica, la inseguridad social, la amenaza nuclear, la tecnología es de hecho una de las principales brechas entre los hombres y que lo insegurizan en el mundo de hoy. Hay quienes sostienen incluso que es la tecnología y el mundo de la ciencia lo que constituye el dios de estos tiempos, el autentico becerro de oro, de este tiempo.

Desde Marx se ha planteado que la filosofía también debe pensar en transformar la realidad, que la pura contemplación no tiene sentido por si sola. Y si bien entiendo que Vattimo hace un esfuerzo en esa dirección, reconoce al mismo tiempo la impotencia de tal esfuerzo.

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